sábado, 30 de marzo de 2019

30 años de la tragedia


30 AÑOS DE LA TRAGEDIA

Armero: Epitafio de la ciudad blanca

El periodista Francisco González ha trabajado durante 30 años para honrar la memoria de Armero, sepultada bajo la avalancha de barro, árboles y piedras el 13 de noviembre de 1985. Ahora que se inaugura un nuevo museo, el gestor cultural recuerda su vida cotidiana y el infausto día en que un pueblo desapareció del mapa de Colombia.

2015/10/23

POR DANIEL SALAMANCA* BOGOTÁ

A través de la radio un joven armerita de 23 años se entera de que su pueblo natal, donde reside su padre, un prestigioso abogado de la región, acaba de desaparecer. Son las 6:00 de la mañana del 14 de noviembre de 1985 y el estudiante quiere creer que la noticia no es más que otra exageración periodística para nombrar una inundación de baja magnitud. Incrédulo, viaja desde Bogotá a corroborar los hechos y a tomar fotografías con su cámara Pentax de aficionado. Al llegar, el olor a descomposición, el sonido sordo de los helicópteros, los gritos y la densidad del barro le hacen saber que aquello que se piensa que solo les sucede a los demás le acaba de pasar a él.

Francisco González, periodista, gestor cultural y literato, se ha dedicado los últimos 30 años a preservar, a como dé lugar, la memoria de Armero. 

Una ciudad pujante yestratégica que quedó sepultada, en su totalidad, por una avalancha de agua, tierra, árboles, piedras y todo lo que encontró en su camino el deshielo del Nevado del Ruiz minutos previos a la medianoche del 13 de noviembre de 1985. Ni las hermosas lluvias de ceniza que cayeron días antes o el ronquido lento y constante del volcán fueron suficiente alerta para prevenir la tragedia natural más impactante y siniestra de nuestra historia reciente: 25.000 muertos, cientos de desaparecidos y miles de damnificados, que se quedaron sin un lugar en esta tierra, son solo la punta de lanza de las escalofriantes cifras de este hecho y la razón para que González siga liderando, a pesar de la negligencia del Estado, la falta de apoyo de la empresa privada y la desidia de muchos, una cruzada contra el olvido.

En 1990 empezó a gestar la fundación Armando Armero, a través de la cual, desde 2005, impulsa una serie de proyectos para mantener vivo el rumor que alguna vez habitó este campo santo. Su casa, un apartamento modesto en el norte de Bogotá, repleto de una infinidad de documentos, libros, mapas y fotografías fruto de su investigación, son la prueba viva de la energía con la que ha asumido este proyecto, que, vale la pena recalcar, no tiene ningún ánimo de lucro.

Mientras hablábamos, Francisco contesta varias llamadas e incluso habla con una niña perdida en la tragedia y que hoy está por los 35 años. Ella vive en Sicilia, Italia, y fue adoptada por unos italianos. Sigue en busca de sus padres o parientes cercanos, y Francisco se ha convertido en el punto de contacto y el facilitador de estos posibles encuentros.

La proximidad de la conmemoración de los 30 años de la tragedia y la inauguración de un nuevo museo lo tienen sumido en un ritmo frenético de entrevistas y actividades que me hace pensar que esta tragedia es una mezcla de memoria y olvido, como muchos temas en Colombia. De moda cuando se necesita y sin importancia cuando pasa la tormenta.

Comencemos por el principio, hagamos memoria. ¿Cómo era Armero, qué recuerdos tiene de sus calles, sus casas, su paisaje y ambiente antes de la tragedia? ¿Cuáles fueron tus vivencias cuando niño y joven? ¿Qué podemos imaginar aquellos que nunca la conocimos?

Este ejercicio de memoria no es nada fácil. Juegan todos los sentidos, la escucha, el tacto, el olfato. Armero olía a tierra caliente, a mango biche, al perfume de la niña de la que uno estaba enamorado. También olía a cloro de la piscina y a pasto recién cortado. A boñiga cuando iba a la finca a presenciar un ordeño. Eso era una fiesta que se mezcla también con el sentido auditivo, con los ruidos que produce una ciudad. Si madrugaba a la plaza de mercado, oía el vaivén de la gente yendo de un lado a otro. En el club campestre se oía el cotilleo de las familias, mientras en el centro resonaban las tacadas de billar. El paisaje alrededor era rural, agropecuario, lleno de fincas con mucho verde y mucho ganado. El paseo típico era ir al ríLagunilla y después comprar tamales en Guayabal. Es una fortuna haber sido criado en un pueblo por el contacto con la gente, con los vecinos. Uno caminaba, tiraba piedras, cazaba iguanas, se botaba por el río en un neumático o montaba en cicla hasta que se le acaba el día.

¿Y en un sentido histórico, cómo era Armero?

Armero era la segunda ciudad en importancia del norte del Tolima. Le decían la ciudad blanca porque era la que más producía algodón, incluso más que toda la costa. Cuando una ciudad tiene plata pues llegan al pueblo muchas personas de diversas clases sociales en busca de nuevas oportunidades. Era el sueño armerita. Incluso llegaron muchos extranjeros, sirio-libaneses, alemanes y españoles huyendo de sus contextos políticos. Yo era amigo de los hijos de ellos, iba a comprar telas, por ejemplo, al almacén de Saulita Murat. Con la investigación vine a entender que habían llegado luego de la Segunda Guerra Mundial o la Guerra Civil española. Era un pueblo donde el dinero fluía y por ende aparece la rumba, las putas, los clubes sociales. A su vez, hay más de 40 colegios, hay una buena sede universitaria, hay buen cine. Y buen cine me refiero a los estrenos de esa época: Cantinflas, El hombre sin dedo y otras películas del Oeste. También conseguías buenos vinos, aceitunas, y muchos otros productos extranjeros. Era un pueblo singular, geográficamente bien situado y paso obligado para ir a Ibagué, a Honda, a Bogotá.

En el 85 usted estudiaba Derecho en Bogotá y su familia estaba en Armero.

Me vine a Bogotá a los 18 años a estudiar Derecho por la influencia de mi padre y mi hermano, que eran abogados. Después me di cuenta de que era cierta obligación y que en realidad cuando me ponían a leer el Código Civil, yo prefería leer a Mario Rivero, Rimbaud, Baudelaire o Jotamario Arbeláez. Sin embargo, yo era muy
alineado, juicioso y más por ser de provincia y tener que esperar el giro, pagar el apartamento, tener una cuenta en una librería para conseguir los libros.

¿Cómo vivió ese miércoles 13 de noviembre? ¿Cómo recibe la noticia y afronta los hechos?

Había estado en Armero el fin de semana anterior y fui testigo de lluvias de ceniza, pero nunca me imaginé lo que podía pasar. Para mí, de 20 años, era fantástico. Me subía al carro y ponía el limpia brisas: ¡qué chimba, la nieve! Y he ahí el profundo problema. Estudié en el colegio americano de Armero y sabía del río Misisipi, del Rin, el Sena, pero no sabía nada de mi río Lagunilla. Entonces si a mí me hubieran contado que hubo una avalancha en 1595, que después hubo otras en 1845, de pronto me habría aterrado o alarmado. Y precisamente la investigación nos ha dado para saber que no hubo una gestión de riesgo seria. No hubo rutas de evacuación.

Armero era una ciudad en la que, si hubieran existido altoparlantes por los que se le hubiera dicho a la gente “los de este barrio tienen que salir a esta montaña, los de allí tienen que salir para allá”, en dos horas se hubiera podido evacuar.

Me entero acá en Bogotá a las 6:00 de la mañana por la radio. Uno en esa época no sabía con quién se acostaba, pero sí sabía que se levantaba con Yamid Amat, con la radio. Y entonces está Yamid entrevistando al piloto Fernando Rivera que dice que Armero ha desaparecido. Y no me la creí, “pero si yo estuve el fin de semana pasado, cómo así”. Esperaba como una inundación, pero cuando llegué esa misma noche…la sensación que comentaba, de olores, del sentido auditivo. Olía a muerto, a putrefacción, a soledad. No podía llegar al lugar. Hay una cantidad de sensaciones que se pierden, pero que alcancé a vivir y son las que perduran. Es imposible hacer el duelo de un territorio. Comienza una nueva vida en la que la tragedia lo marca y le enseña a quedar sin nada y volver a comenzar. Eso es una lección de vida que desafortunadamente mucha gente de Armero no tomó. Muchos se dedicaron a las drogas y otros se quedaron con ese ánimo de que les debían dar limosnas: “Soy damnificado, el Estado me debe ayudar” “¡Estado asesino!”, etc.
Salí a ver cómo estudiar, cómo comer, cómo salir adelante en la vida. Por mi formación entonces entendí que tenía que estudiar. Incluso me volví líder en el Externado. Me inventé el periódico Insomnio, el mejor periódico universitario que ha existido. Me metí en temas sociales y entendí que tenía que ser alguien en la vida que eso se lograba estudiando. Luego di un giro porque me aburrí del derecho, no me imaginaba en un juzgado y empecé a estudiar literatura en la Javeriana. Paralelamente empecé a hacer periodismo, escribía artículos a cuanta revista apareciera, trabajando como free lance. Entré a La Prensa, un periódico de la época muy bueno dirigido por Juan Carlos Pastrana donde tenía mi propia columna: La columna invisible. Escribía sobre literatura, arte y cultura en general.

¿Ahí ya empieza a pensar en la posibilidad de dedicar su vida a un proyecto de memoria?

Creo que lo pensé inconscientemente en el momento mismo de la tragedia. Me senté en una piedra a mirar todo desolado y me dije: todo mi pueblo desapareció. Si yo tengo hijos y les quiero mostrar de dónde soy, no voy a poder. Pero la idea real de hacer algo por Armero surgió cuando hice un libro sobre epitafios junto con un trabajo de campo. Entonces descubrí cómo el armerita, en la ruina donde quedaba su casa, hacía una tumba simbólica, una tumba sin muerto. De ahí realicé un extenso registro fotográfico sumado a unas acciones plásticas que se ven materializadas en una exposición en la galería Valenzuela-Klenner, en 2003. Cuando estaba haciendo ese trabajo también vi cómo los de Armero que van a
visitar recuerdan todo el tiempo: “Allá quedaba la plaza de mercado, aquí quedaba la iglesia” y así sucesivamente, peregrinando por entre las ruinas. Entonces descubrí que la gente, más que ausencia, tiene una necesidad de memoria.

¿Ahí nace la fundación?

Armando Armero, que viene de armar, se concibió en una primera etapa como un centro de interpretación de la memoria y la tragedia de Armero. Este consistió en mostrar una serie de referentes de la memoria a manera de vallas, a cielo abierto, marcando el sitio exacto en donde quedaba cada sitio emblemático. Por ejemplo, el Teatro de Bolívar, el Parque de los Fundadores, la plaza de mercado y así sucesivamente. Eso venía acompañado de unos textos en donde se cuenta la historia. Se alcanzaron a montar cerca de 30 vallas pero hace dos años, con el paro cafetero, las cogieron de barricadas. Armero es de nadie y aunque le corresponde a la Alcaldía de Armero, Guayabal, esta no se preocupa por cuidar ese patrimonio, el cual solo funciona si hay un equipo creado y capacitado en memoria histórica. Y esto, sumado, por ejemplo, a estudiantes de colegio, que no pueden tener acceso a la universidad, pero sí ser formados en turismo, empezó a generar ingresos propios. Con ese capital se crea una ruta de turismo cultural, que es la segunda etapa.

Armero es un lugar como Pompeya, como Auschwitz, que bien manejado, bien publicitado, bien divulgado, la gente querrá ir a ver e interpretar, al punto de convertirse en un destino de turismo cultural. ¿Cuál es el fondo de esto? A través de la cultura y la educación generar desarrollo social y económico en una zona deprimida por una tragedia natural. Esto puede replicarse a nivel mundial. La tercera etapa la soñamos como un gran contenedor. O sea un museo amplio, dedicado a las catástrofes naturales, que incluya el desastre de Haití o Nueva Orleans y que muestre en 3D cómo se viene la avalancha.

Esa fue precisamente mi tesis de maestría sobre políticas culturales y desarrollo en España, un museo digno. Incluso, con Carlos Betancourt, el año pasado hicimos todo el anteproyecto para un concurso y trabajamos sobre el guion museográfico de un museo de 400 metros, uno decente, para la memoria de Armero. Incluía un mapa interactivo, monitores con el registro de unas madres contando cómo perdieron a sus hijos, entre muchas otras novedades y cuya base es una investigación de diez años. No ganamos la convocatoria y luego se aprobó un museo de 47 metros que inaugurará Santos el próximo 13 de noviembre, en el parque conmemorativo Omaira Sánchez. Algo pequeño, con lo básico. No es lo que soñamos, tampoco corresponde a 30 años de investigación, pero es un inicio.

¿Cuál es la lección y el futuro de todo esto?

La lección se resume en una frase y es “que no nos vuelva a pasar”. La gente debe recordar para que las nuevas generaciones sepan lo que pasó en ese pueblo. Hacer el duelo y activar la memoria histórica, que es una herramienta para construir país, región, y evitar el manto del olvido con que Armero lleva cubierto ya por 30 años.

*Artista Visual

Artículo tomado de la Revista Arcadia - Bogotá - texto original aparecido en Facebook en noviembre 13 de 2017.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Interpretación de Pedagogía Humana

Interpretación de Pedagogía Humana (ensayo)

 “La acción educativa de hoy precisa con urgencia una perspectiva de interacción y cambio, participando activamente con mentalidad transformadora e innovadora, con la concepción de SERES HUMANOS y sin dejar de lado la práctica de principios con sentido de desarrollo ético, ecológico y social, para poder ser manifestadas en salud y bienestar personal, familiar, laboral y ocupacional” (Materiales Didácticos SENA “Pedagogía Humana”, Aprendizaje Virtual, octubre 2011).

 “Con el saber, lo que se quiere hacer, para llegar a ser”.

El individuo es, existe, es una realidad concreta inmersa en un mundo real compartido y respetado, el cual históricamente ha sido su casa y su entorno inmediato. Este mundo ha superado los embates de la adversidad en sus manifestaciones naturales y humanas. Ha estado en situaciones críticas de expoliación y depredación por quienes no han interiorizado la belleza, la delicadeza y la grandeza de lo creado. El nuestro es un mundo animado por la vida donde todos compartimos lo tangible y lo intangible, lo escaso y lo abundante, lo glorioso y lo vergonzante, lo reciente y lo antiguo.

En este mundo donde convergen lo natural y lo artificial aprendemos y desaprendemos para volver a aprender nuevos conceptos e interiorizar nuevas experiencias que nos permiten modificar lo existente, adaptarnos a lo cambiante, a modificar lo obsoleto, a mejorar la manera de hacer las cosas, a conciliar lo moderno con lo antiguo, a repensar la humanidad y explicar suficientemente los cambios, todo para el bienestar y el progreso del individuo y la sociedad. El ser humano es el sujeto de la pedagogía de estos aprendizajes y realizaciones. La pedagogía es, entonces,  una creación humana para el humano.

Aquí es relevante la presencia activa de una filosofía, de una ciencia, de un arte, de una disciplina, como se le quiera llamar, es la Pedagogía Humana que actúa como brújula y guía, como timonel y vela de estos acontecimientos. Los procesos históricos humanos desde la antigüedad hasta nuestros días son la pedagogía de nuestra vida, pues de ellos aprendemos y enseñamos a las nuevas generaciones, con nuevas interpretaciones y lecturas críticas basadas en construcciones científicas aportadas por la Sociología, la Psicología, la Ciencia Política, la Antropología, la Historia, la Filosofía, las llamadas ciencias naturales y los extraordinarios desarrollos de la tecnología aplicada al bienestar y la ayuda de la humanidad.

Estos hechos conforman nuestra conciencia histórica, son como los maestros con quienes hemos aprendido siguiendo la pedagogía de la vida, pues de ellos extractamos la esencia del respeto a la vida, de la cordialidad entre nosotros, de la amistad con los otros seres con quienes compartimos el planeta,  de lo que somos y queremos ser. No cabe duda que en la vida no se aprende porque sí ni de cualquier manera, a la topa tolondra, siempre tenemos la compañía de la Pedagogía Humana, con ella moldeamos y encuadramos nuestros aprendizajes y conocimientos, los dirigimos por buenos caminos de cordialidad y progreso.

La pedagogía es creación humana, es el esfuerzo por disponer de argumentaciones que ayuden a explicar nuestro mundo y el quehacer en él.  Es el saber y el saber hacer fundamentados en principios y valores orientadores. El mundo de lo construido es una creación humana, realizada con esfuerzo colectivo como son las realizaciones de quienes trabajan en equipo, de quienes comparten pensamientos e ideas, proyectos y actividades, de quienes toleran el fracaso y lo convierten en oportunidad, de quienes creen en lo que hacen y lo hacen bien, de quienes son profesores y estudiantes, tutores y aprendices, padres e hijos, vecinos y amigos.

En estas realizaciones percibimos, sentimos, distinguimos y contextualizamos la Pedagogía Humana, adquiere mayor sentido y significado y se proyecta. El aprendizaje colaborativo, los conocimientos cambiantes que generan nuevos conocimientos, las costumbres y usos de las comunidades humanas, todo es conocido, comprendido, asimilado y explicado por la Pedagogía Humana. Las experiencias individuales y colectivas a través de la historia (en tiempo y espacio) se recuperan críticamente y se sistematizan científicamente gracias a la pedagogía, generando nuevos aprendizajes, construyendo valores altruistas y formando criterio y conciencia.

El ser humano pedagógicamente concebido parte de este sistema dinámico de valores, de relaciones e interrelaciones, de constantes intercambios con el medio ambiente y llega a proponer la ecología humana. Así surgen las actitudes y los comportamientos de armonía, cordialidad, confianza, solidaridad, cooperación, asertividad, alteridad, respeto mutuo y ayuda recíproca, tan importantes y necesarios en cualquier relación de enseñanza - aprendizaje.

La pedagogía, finalmente, es filosofía del aprendizaje en tanto involucra principios universales, pautas de comportamiento, metodologías de enseñanza, métodos flexibles y eficaces para la acción, criterios y valores de evaluación,   procedimientos concebidos con rigor técnico mutables y modificables, es decir, la ciencia, la tecnología y la innovación puestas al servicio de los buenos propósitos del humano, apoyando las prácticas existenciales del ser.

No basta el SABER, es necesario SABER HACER y la búsqueda de la plenitud y la felicidad está en el SER.


Atentamente Jorge Bonil Reyes

viernes, 15 de abril de 2011

Reflexiones sobre el puesto de trabajo

         “Oir o leer sin reflexionar es  
      una ocupación inútil”. Confucio.

Estas anotaciones recogen didácticamente las ideas centrales tratadas en un taller de desarrollo organizacional en el cual participé junto con un grupo de asociados de una cooperativa de recicladores de Bogotá (2007).

En el evento hubo una jornada de carácter analítico en torno del tema análisis de los puestos de trabajo en las empresas en su sentido social, cultural y organizacional. Esta experiencia se sistematizó posteriormente y de allí tomé los aspectos relevantes para configurar estas reflexiones. La propuesta temática se refirió a los puestos de trabajo enfocados en tres dimensiones: física, psicológica y sociocultural, para ir más allá de las dimensiones puramente ocupacional y economicista.

Mis reflexiones son una adaptación del tema objeto del ejercicio participativo, por tal razón reciben una adecuación pedagógica. En forma directa el tema se relaciona con los ambientes organizacionales donde están inmersas las personas que laboran en oficinas en general, los trabajadores en talleres relativamente organizados, los vendedores internos de almacenes, los meseros que atienden en restaurantes, los vendedores informales en casetas o estacionarios, en fin, quienes realizan sus labores cotidianas en un puesto de trabajo determinado, en cuyo ejercicio diario tienen relaciones con personas del entorno.

Antes de abordar el desarrollo del contenido, es conveniente hacer claridad que en el ejercicio de sus actividades laborales la persona entra en contacto y relación tanto con las tareas específicas del cargo (o empleo) como consigo misma y con otras personas, con datos e informaciones escritas y/o verbales, con objetos como muebles, máquinas y herramientas, con instancias organizacionales, etc.


La idea central del tema es motivar a los empleados de los distintos niveles de responsabilidad a hacer lectura crítica y aplicar pensamiento creativo en sus cargos o empleos en la organización, a inferir o sacar conclusiones sobre los elementos favorables y desfavorables de su trabajo, en términos de proyectar personalidad, generar bienestar y armonía en los  puestos de trabajo,  contribuir con la responsabilidad social empresarial y propiciar mejoramiento de la productividad en la organización. Para el propósito pedagógico este tema se contextualiza en el área del desarrollo organizacional, se enfoca desde las llamadas competencias organizacionales y sociales de los empleados o trabajadores de las empresas, sean públicas o privadas, de cualquier tamaño y actividad económica, independientemente del territorio donde realizan sus actividades. 

En síntesis, se propone el tema como un motivo de reflexión para quienes aspiran a mejorar los ambientes de trabajo (climas organizacionales), ambientes donde concurren varias personas o grupos y se exteriorizan las dinámicas socio - funcionales de los cargos, donde son observables y mostrables las actitudes individuales de quien realiza el trabajo (personalidad y ética), donde son valorables la cultura organizacional (imagen interna y externa de la empresa) y la productividad en términos de eficiencia - eficacia.
      
El asunto se plantea, entonces, como una unidad temática, con intención didáctica, de la siguiente manera:
      
Un cargo sea privado o público no es una entidad aislada, estática, fija, inmodificable, intrascendente. Dentro del sistema de la organización tiene  interacciones dinámicas hacia adelante y hacia atrás, verticales y horizontales, en el desarrollo del diseño del  trabajo. Está integrado sistémicamente a los procesos de trabajo dirigidos al cliente interno y al cliente externo, al logro de la misión de la empresa, al bienestar de la comunidad en la que está inmersa la empresa (en la actualidad se denomina responsabilidad social en la gestión privada y responsabilidad municipal en la gestión pública).  

El puesto de trabajo es el espacio físico, psicológico y socio - cultural de la persona en la empresa u oficina. En este espacio de triple dimensión la persona vive y convive, actúa e interactúa, investiga y construye, analiza y critica, propone y dispone, pasa largos tiempos de su vida. Ahí están también los elementos materiales como los escritorios, las mesas, las sillas, los computadores, los archivadores, los estantes, los papeles, los avisos, los lápices, etc. Por supuesto, ahí se concreta la interacción con las personas con quienes trabaja y comparte ese ambiente social y cultural.

El escritorio (también puede ser la mesa de trabajo o el mostrador o la carretilla), para tomar un elemento en particular a manera de ejemplo, es uno de los dispositivos materiales más significativos para el trabajo de la persona, es un elemento visible para sí misma y para los demás. En la cotidianidad del trabajo, es el elemento que más refleja cualidades de la persona por su orden, aseo, adornos, papeles, mantenimiento y demás cosas que puede haber en él. Hay escritorios feos y bonitos o más feos y más bonitos. Hay sillas firmes y cómodas y hay sillas descompuestas e incómodas. Hay escritorios bien organizados, medianamente organizados o altamente desorganizados. En éstos últimos, la persona usuaria de la superficie del mueble y los cajones no sabe qué hay o dónde puede estar un documento o lápiz, en fin, es visible el desorden.
      
La persona se identifica con su puesto de trabajo y se solidariza con el cargo de los demás, se apropia adecuadamente de él, lo estima, lo mima, lo cuida. Podría decirse que ese puesto de trabajo (sencillo o sofisticado, calificado o no calificado) es el alma de la empresa, “de mi empresa, donde pertenezco laboralmente y con la cual me identifico, donde trabajo y me gano la vida”, como dicen algunos.

Si el puesto de trabajo está o permanece desordenado, desarreglado, desatendido, la persona puede mejorarlo para sí misma y para los demás. Puede hacerlo descubriendo desde su interior (como individuo de pensamiento crítico) la manera de ver en él una especie de expresión de su personalidad, de su modo de vivir, de sus valores y hacer de ese puesto de trabajo un lugar bonito, amable consigo misma y con los demás, para que su vivir y convivir sea también bonito en el trabajo. Este es un factor de productividad empresarial, de aprendizaje continuo y aplicación de competencias laborales.

Al cargo o trabajo hay que darle un sentido, un significado, una trascendencia, identificarlo con la misión tanto personal como institucional, no se trata solamente de un asunto de arreglo estético. Es un arreglo físico, psicológico y social. Es comprender que el puesto de trabajo es fundamental para la productividad de la empresa. Desde él la persona contribuye con el progreso de la empresa y si ésta progresa también puede hacerlo ella, siempre que no pierda su empleo. Hace equipo con su empresa, trabaja en sinergia con ella.
      
Para esto debe pensar quién o quiénes están en la oficina y quiénes se benefician de su trabajo: el empleado mismo, el jefe o director, la coordinadora, el patrón, el compañero, la compañera, la secretaria, el amigo, la amiga, el mensajero, el conductor. En los aspectos psicológicos y sociales pueden aparecer actitudes inconvenientes frente a ellos (sus compañeros) como "empujarlos" o "fastidiarlos" o "reclamarles" o "agredirlos" por los errores propios, desilusiones y frustraciones. Ellos, quizás, no tienen nada que ver con esas angustias. Si la persona es así en el trabajo, se aburrirán con ella, tenderán a marginarla con razón y de pronto la despiden.

Perder el empleo por estas razones sería un desenlace muy grave e incómodo porque seguramente la persona no conseguirá un empleo como el que tiene y tendrá que adaptarse a nuevas personas, situaciones, ambientes organizacionales, circunstancias y condiciones. En el peor de los casos podría sufrir desempleo crónico (desempleo prolongado con sus efectos perniciosos). Como quien dice, a empezar de nuevo, perdiendo el camino recorrido y dejando el puesto de trabajo el cual la acogió desde el primer día. Pierde lo principal, la empresa que le dio relativa seguridad y alegría de vivir.

En este punto del desarrollo del tema, se propone una meditación como esta:

Por el trabajo, además de realizarnos como individuos laboralmente competentes, somos económicamente productivos y socialmente activos,  tener diferencias de criterio y resolver conflictos.

El puesto de trabajo es, definitivamente, la estancia y la instancia de la convivencia y la vivencia: ahí vive y convive  la persona en la empresa.
      
Para terminar estas anotaciones se puede agregar que en el trabajo hay cosas y casos complejos, otros complicados y otros difíciles. Yo puedo ser complejo (de hecho los humanos lo somos), o complicado o difícil, o todo esto al mismo tiempo, lo cual sería una debacle. Meditemos cómo somos y cómo esta manera de ser y actuar podría incidir en nuestro puesto de trabajo, en nuestra empresa, en las relaciones interpersonales, en la productividad y el progreso de la empresa.

La principal responsabilidad social de una empresa es sobrevivir, no dejar de existir. Ayudemos para que nuestra empresa no desaparezca, para que permanezca, crezca y se desarrolle con nosotros adentro.
      
Jorge Bonil Reyes

                                                                      Fin

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Nuevos roles en la educación


Nuevos roles en la educación

En efecto, somos testigos y actores al mismo tiempo de los avances tecnológicos, didácticos y pedagógicos aplicados en la educación. No obstante la complejidad y velocidad de estos cambios no es difícil comprender que los instrumentos conceptuales, las teorías informáticas, los objetos tecnológicos y los denominados software educativos son un recurso idóneo e imprescindible para la educación en nuestro tiempo, pero es conveniente reiterar que per se no determinan el progreso ni el desarrollo del individuo y la sociedad.

En este contexto las políticas públicas de educación, de ciencia y tecnología, los programas educacionales y los diseños curriculares deben estar abiertos a la innovación y en armonía con las nuevas corrientes del pensamiento innovador y creativo, no como una cuestión de estereotipo ni esnobismo, sino como un imperativo propio de asimilación y adaptación al cambio al que está enfrentada Colombia, como país y como sociedad moderna.

El razonamiento anterior nos invita a considerar al docente y al estudiante como los centros focales de la dinámica educacional, a cualificarlos como los sujetos activos del desarrollo en casi todas sus variables fundamentales: social, económica, política, cultural y ambiental. Aquí no tiene cabida el papel de espectador, sujeto pasivo y no participativo. En este sistema de variables la tecnología (TIC) y la ética son transversales. De este imperativo se desprenden las consideraciones sobre el nuevo papel o nuevos roles de los docentes y los estudiantes, roles acordes y en sinergia con estos elementos del desarrollo integral. 

Mi enfoque es integral: nos conciernen el saber (pensar), el saber hacer (actuar) y el ser (sentir). En la educación se fundamenta el desarrollo y la estructuración valorativa de la sociedad colombiana considerada en el contexto de la globalidad.

En este enfoque de desarrollo que he adoptado los individuos asumen y cumplen diferentes roles, objetivos y utilizan diferentes medios con resultados distintos y concurrentes. Quiero decir, en los procesos de desarrollo integral no todos los miembros activos de la sociedad hacemos lo mismo, ni en cantidad ni en calidad. Estos roles son variados según los distintos espacios contextuales, los diferentes espacios conceptuales y los variados espacios estratégicos. Así, en los procesos educativos necesarios y pertinentes al cambio nuestros roles son disímiles (docentes y estudiantes), pero nos apoyamos en instrumentos tecnológicos similares por no decir iguales, concurrimos en los buenos resultados.

No cabe duda respecto de la importancia y utilidad de los medios tecnológicos dentro de los procesos educativos. El hombre de manera constante y dinámica está creando, innovando, investigando, produciendo, modificando. La interacción educativa propone amplios repertorios de conocimientos y de creaciones de objetos tecnológicos para enfrentar las realidades y los problemas del entorno. La educación actual apunta a la formación de pensamiento para la transformación del entorno y para lograr adecuados niveles de bienestar individual y colectivo. Así, los docentes y los estudiantes "son sujetos constitutivos y determinantes de la sociedad".

Los computadores y los software educativos en sus variadas modalidades y exigencias cumplen un papel de elementos contribuyentes con la transmisión e intercambio dinámicos de saberes y desarrollo de habilidades y destrezas. Las TIC aportan elementos para la investigación y la innovación de los procesos educacionales, generando diversidad de productos y servicios en las diversas áreas tecnológicas.

Propongo en estas anotaciones que los nuevos roles de los tutores y los estudiantes, en este contexto, están en las aulas virtuales. Estas aulas utilizan plataformas de comunicación y entrenamiento formativo, es decir, la información y la comunicación se entrelazan con la formación. Por supuesto, este enunciado no tiene valor absoluto ni insinúa la desaparición de las aulas presenciales o la extinción total de métodos alternativos de educación. En el mundo conviven lo nuevo y lo viejo, no necesariamente se excluyen recíprocamente. El desarrollo, infortunadamente, se presenta como un fenómeno humano inequitativo y desigual, con amplias y profundas diferencias de país a país, de región a región, de persona a persona.

Tanto el docente como el estudiante se encuentran inmersos en una constante interacción de conocimientos y experiencias, habilidades y competencias, el primero con sus roles de investigador, planificador, coordinador, comunicador, orientador y evaluador y el segundo como sujeto activo que recoge informaciones, las combina con las propias (conocimientos previos), discierne, analiza, concluye y propone nuevos conocimientos. En ambos la investigación, la innovación y la creatividad, en sus respectivos roles, son una exigencia y una oportunidad.

El tema es tan interesante como rico en posibilidades, pero ampliarlo aquí no es sugerible.

El cambio de roles de docentes y estudiantes en contextos sociales, culturales y educativos dinámicos, caracterizados por los desarrollos y las aplicaciones crecientes de las TIC, es una condición necesaria para el surgimiento de ciudadanos más interactivos (competencias ciudadanas) y más competitivos en ambientes laborales empresariales (competencias laborales): el docente, creador y animador de ambientes de conocimiento y el estudiante cuestionador e innovador, ambos con ánimo de investigadores y generadores de nuevos conocimientos, ambos con responsabilidad social.


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jueves, 25 de noviembre de 2010

Las redes sociales

Alguna vez escuché que la persona nace sola y muere sola, pero no vive sola. Esta frase tiene validez y adquiere mayor resonancia en la vida actual, en lo contemporáneo, pues la interacción humana es ahora más dinámica, más continua, más desprevenida, más rápida y cuenta con más y mejores medios como Internet. Es en este contexto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación donde inscribo mis comentarios. Son sencillamente eso, comentarios, no pretendo incursionar en la investigación de las ciencias sociales ni en la investigación y desarrollo (I+D) de las tecnologías, estos temas tienen otros espacios, otros actores y desarrolladores tanto en la academia como en la misma Internet.

Considero que Wikipedia es un medio idóneo para leer sobre estos temas, es un recurso entre muchos al alcance de la gente interesada en esto. De estas lecturas puedo anotar que las relaciones entre personas y grupos de personas se basan en criterios de amistad, negocios, parentescos, en fin, en cuestiones comunes, afines o en oportunidades solo para compartir. Las redes sociales, entonces, constituyen un gran tejido humano en los ámbitos locales, regionales, nacionales, internacionales y globales. Son básicamente estructuras sociales. 

Las ciencias sociales (sociología, antropología, economía, ciencia política) y las disciplinas organizacionales y empresariales estudian y analizan estos fenómenos. La cuestión de las redes sociales no pertenece exclusivamente a la era de las TIC, no es una idea ni un concepto típicamente nuevo, es de vieja data y se ha utilizado para designar y referirse a los lazos y vínculos entre personas, organizaciones y aún entre Estados.

Este asunto de las estructuras sociales virtuales tiene el efecto de bola de nieve, con uno ya comienza a tejerse la red, es un tejido social abigarrado, hay etnias, territorios, lenguajes, ideas, ámbitos geopolíticos, matices ideológicos y religiosos, etc., todos o casi todos se afectan recíprocamente. Las redes sociales son sistemas abiertos de relaciones de intercambio. Hay intercambio entre los individuos de una misma red y entre individuos de varias redes quienes amplían informaciones, opinan, critican, debaten y hasta se enojan. 

En las redes sociales se identifican tres elementos fundamentales: comunidad, comunicación y cooperación. En Internet las redes sociales son comunidades virtuales, las personas y los grupos potencian sus recursos a partir de identificarse según necesidades y problemáticas. Hay un gran número de redes, solo enuncio algunas pocas   como Facebook, Twitter, Amazon y Myspace, todas agrupan millones y millones de personas de manera global. 

Quizás sus estructuras y funcionamientos seguirán evolucionando, adquiriendo mayor número de usuarios y generando nuevas normas de uso incluyendo las de tipo legal o jurídico, además de las éticas y culturales.   


viernes, 19 de noviembre de 2010

Radio, televisión y educación



Estas anotaciones están orientadas a compartir con ustedes algunos aspectos generales de mi pensamiento en tormo del tema de La Radio y la Televisión en la Educación.

Es un tema obligado tanto en la academia como en los hogares y con mayor razón en los ámbitos de las comunidades educativas y las instancias diseñadoras de la política pública educativa. El asunto no es competencia solamente de los docentes y los estudiantes; su importancia, utilidad y pertinencia se extiende al papel de los padres de familia como sujetos coautores y corresponsables de la educación. Esta apreciación responde a mi enfoque sistémico en el tratamiento del tema y a mi concepción de la cooperación para el desarrollo integral de los niños y jóvenes.

Comienzo diciendo que Ciencia y Tecnología van de la mano, son disciplinas y actividades interactivas, interrelacionadas y determinantes de los cambios socioculturales, económicos, ambientales y aún políticos de nuestros tiempos. Estas variables del desarrollo tienen un elemento común transversal al cual impactan directamente, es la educación. En ésta confluyen las tendencias, las políticas públicas, las realizaciones sociales, las teorías que ayudan a explicar el mundo y las actitudes de las comunidades humanas ante la vida. La educación, entonces,  ha sido impactada y sigue siendo impactada por la radio y la televisión, son sus fuerzas de cambio y sus recursos instrumentales de desarrollo.

Como elementos de la tecnología (TIC), la radio y la televisión, cada una en sus correspondientes niveles y medios de difusión de la información y promoción de la comunicación a distancias nunca imaginadas, han contribuido con el acercamiento de las personas y con la creación y recreación de ambientes virtuales educativos. Tanto en áreas urbanas como rurales, ciudades grandes y pequeñas, la radio y la televisión incursionó en la vida familiar modificando usos, hábitos y costumbres, modos de hablar y maneras de interrelacionarse,  aportando nuevos elementos de lectura crítica y constructiva de las realidades concretas.

Aquí en Colombia, por ejemplo, puedo citar como primeras acciones (quizás pioneras) a las Escuelas Radiofónicas (Radio Sutatenza) en la segunda mitad del siglo pasado (ACPO - Acción Cultural Popular), el bachillerato por radio de la entonces Radiodifusora Nacional de Colombia (hoy Radio Nacional), los programas educativos de la Televisora Nacional en blanco y negro y otros medios radiales que contribuyeron con esta labor educativa a través de programas de difusión cultural y científica. La radio y la televisión informaron masivamente sobre la llegada de los astronautas a la luna, permitieron seguir más de cerca la guerra de Vietnam, los acontecimientos políticos y culturales de los países, la caída del muro de Berlín, las Olimpíadas y otros eventos, en fin, el mundo se abrió a la gente y la radio y la televisión se convirtieron en ventanas abiertas a la vida.

En la actualidad tenemos las emisoras universitarias Javeriana Estéreo, Universidad Nacional FM y Universidad Jorge Tadeo Lozano FM como espacios de expresión educativa y cultural, tanto de los estudiantes y docentes, como de instituciones científicas y tecnológicas. Cito, por ejemplo, la UNAD (Universidad Nacional a Distancia con su programa institucional por televisión denominado Desarrollo Humano y Educación, la ESAP (Escuela Superior de Administración Pública) con su espacio Construyendo la Nueva Administración Pública y los ciclos de teleconferencias de capacitación y el SENA con sus programas de difusión y promoción educativo - tecnológica. En las distintas regiones colombianas la televisión y las emisoras (regionales) se encargan de estas acciones educativas, son las que realizan mayores acciones de difusión de las culturas y del folclor regionales, para citar solo dos temas.

La ciencia, la tecnología, la cultura, la economía, la ciencia política, los deportes, las organizaciones sociales y religiosas, los gobiernos, las universidades, están abiertos al conocimiento y a la crítica por parte de los ciudadanos del planeta. Por supuesto, es conveniente anotar que el desarrollo es desigual e inequitativo (quizás excluyente en la práctica), no todos los habitantes del planeta, incluyendo nuestros ciudadanos colombianos, tienen acceso en igualdad de condiciones y oportunidades a estas tecnologías, pero esta situación no afecta la capacidad de cambio, avance e impacto de la radio y la televisión en la educación. 

Con base en estas consideraciones puedo afirmar que el desarrollo humano está impactado educativamente por estos dos elementos de reciente aparición en el proceso histórico de la humanidad. En la actualidad la radio y la televisión, cada una en sus respectivas dimensiones, políticas gerenciales, infraestructuras, realizaciones, alcances y posibilidades, se encuentran interactivamente en las aulas de la educación presencial y en las aulas virtuales, impartiendo y compartiendo con los docentes y los estudiantes el conocimiento y las posibilidades del desarrollo, como actores y agentes del mismo, desde la perspectiva de un mundo mejor. 

Gracias.